Cónclave

Dos meses después de las elecciones parece que se entra en la semana decisiva, un partido de tan poca relevancia en diputados como Izquierda Unida parece estar jugando una partida magistral, su líder Alberto Garzón parece ser uno de los políticos de mayor altura del actual panorama político.

Con un partido popular que sólo sabe negociar cuando tiene mayoría absoluta, es decir, que no sabe negociar, simplemente sabe imponer. No es algo extraño durante su mandato hemos estado viendo como su forma de gobernar era simplemente la de impone una cosa tras otras sin consultar con nadie, tasas judiciales, recortes sanitarios y educativos, menosprecio a la oposición, ninguneo del Estado de derecho, represión a quienes discrepan ideológicamente, tanto periodistas, medios, así como partidos políticos y un largo etcétera que les ha llevado a estar solos en el hemiciclo. Los populares abogaban por un gran pacto de gobierno y era la propia María Dolores de Cospedal quien lo defendía. ¿Qué pensaría Isabel Rodríguez del partido socialista? Después de haberla sufrido, igual que los castellano-manchegos. ¿Ahora era Cospedal la que pedía clemencia a los socialistas que tanto ha machacado desde su televisión? Exacto era algo raro.

El Psoe y Podemos están jugando a eso que en el amor se llama quien se pelea se desea. Ambos quieren pactar y son los votantes de izquierda los que ven con buenos ojos un gobierno de coalición, como ya sucede en otros países. Cierto es que a veces Podemos peca de soberbia y las formas de explicarse a veces lleva a confusión, actitud que hace que el Psoe quiera hablar con Rivera. Ciudadanos es como el amigo que no tiene personalidad y se va con quien le llama. Lo llamó Rajoy y no descartó un posible pacto, ahora lo llama Sánchez y lo mismo. En Sevilla apoya al Psoe, en Madrid al partido popular, aún así quieren “vender la moto” de que son los regeneradores y muchos ciudadanos le creen.

Izquierda Unida a pesar de ser el partido más maltratado por la ley electoral parece ser el único partido con la ideas claras. El gobierno pasa por una unión de partidos progresistas y de izquierdas. Por supuesto es algo que al partido popular no le gusta, pues tienen miedo de todo lo que se pueda destapar. En dos meses con gobierno en funciones han salido más casos de corrupción que en los cuatro años que gobernaron.

Cuando esta semana se reúnan los Psoe, Podemos, Compromís e IU deberán tener claro una cosa y es que es tiempo de la unión. No valen personalismos, no valen los egos, no vale mirar por una comunidad u otra, sino que lo único que vale es mirar por una unidad de España más social, más plural y más democrática, si no marcan esos objetivos acabarán dándole el poder otra vez a la derecha. Al partido de los recortes, de la impunidad, de la corrupción, del partido de la pulserita de España en la mano pero el dinero en Suiza.

 Con el cónclave formado sólo cabe esperar la fumata blanca. Dirán que será un gobierno inestable, una suma de perdedores e incluso quizás se diga que ETA estará contenta por ese pacto, al final serán argumentos para que un humorista haga un buen monólogo y se ría de ellos de cómo recuerdan a los argumentos de aquellos residuos de la dictadura que decían que Suárez provocaría otra guerra por legalizar el partido socialista y al partido comunista. Mismo argumento cuarenta años después.