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    Emilio Martín Aguirre
    Historiador

La antigua casa de caridad , cuartel general de la misericordia hoy rectorado de la universidad de Castilla-La Mancha

Fachada principal de la antigua Real Casa de la Caridad, hoy Rectorado de la Universidad de Castilla-La Mancha
Escudo real en el frontón triangular de la fachada Zaguán de entrada con cerámicas de Ruiz de Luna de 1942 Patio que da acceso a la iglesia desde el vestíbulo Antigua iglesia hoy convertida en Paraninfo del Rectorado Fachada posterior del Rectorado, con el escudo del Cardenal Lorenzana presidiéndola El arco mudéjar tal y como apareció en la confluencia de las calles Estrella y San Antonio El arco en su actual ubicación en un patio del actual Rectorado
Emilio Martín Aguirre. Historiador
Lunes, 24/04/2017 | Ciudad Real | Ciudad Real, Guadalajara, Nacional | Portada, Sociedad, Cultura, Educación, Turismo

A finales del siglo XVIII el Arzobispo de Toledo D. Francisco Antonio Lorenzana y Butrón, realiza una visita pastoral a la actual Diócesis de Ciudad Real, entonces dependiente de Toledo, ya que no sería hasta el año 1875 cuando se crearía por el Papa Pío IX la Prelatura Cluniense o Priorato Nullius Dioeceseos de las Órdenes Militares de Santiago, Calatrava, Alcántara y Montesa (que son las Órdenes Militares Españolas). En esta visita vio la necesidad de construir una gran casa de la caridad en nuestra ciudad, ante la gran cantidad de mendigos que había en la misma y con el objetivo de dar trabajo a muchas mujeres y educación a muchas niñas.

El 15 de febrero de 1777 el Arzobispo Lorenzana, firmaba un decreto para construir un hospicio en Ciudad Real, contando con la generosa donación del vecino de Corral de Calatrava, D. Luis Tamayo. Las obras comenzaron el 19 de noviembre de 1784 bajo proyecto del aparejador D. Eugenio López Durango,  con materiales de gran sobriedad aunque con solidez y voluntad de permanencia. El edificio seria inaugurado por el propio Cardenal Lorenzana el 30 de abril de 1788, en la segunda y última visita que  realizará el Cardenal a nuestra ciudad.

Aunque la Real Casa de la Caridad se inauguró en la fecha anteriormente reseñada, no sería hasta 1790 cuando entró en pleno funcionamiento, siendo destinada la planta alta para aposentos y la baja a talleres. Las principales realizaciones que se llevaron a cabo en la Real Casa de la Caridad fueron las siguientes:

·        Reales Fábricas. Las industrias que se crearon fueron de paños, en cuyos telares se tejían sayales, pardos y franciscanos para hábitos. Estameñas, lienzos y jergas para costales. Rajas que era el vestuario de las mujeres acogidas. Paño montes, género usado en la región, para confeccionar los vestidos de los labradores. Cintas de hilos y ribetes y paños para los uniformes del ejército.

·        Tahonas. En un edificio continuo a la Real Casa de Caridad, dedicado a la elaboración de pan blanco de gran calidad.

·        Enseñanza. Esta era impartida por un maestro de escuela que daba instrucción primaria a los niños, mientras que una maestra impartía la enseñanza a las niñas, aprendiendo también las labores domesticas. Al capellán correspondía la enseñanza religiosa.

·        Redención de la mujer. Destinada a la educación de jóvenes del sexo femenino.

·        Higiene y salud pública. Con lo que se pretendía el aseo e higiene personal de los asilados y de la limpieza de fábricas, talleres, la higiene de las habitaciones, el alcantarillado y desagüe de la Real Casa.

La Guerra de la Independencia y el asentamiento de las tropas francesas en 1809 acabaron su inicial cometido, ya que desde la fecha reseñada hasta 1988 fue cuartel y en 1998 tras una restauración integral de la fábrica construida, se convirtió en sede del Rectorado de la Universidad de Castilla-La Mancha.

Tras su restauración el edificio de dos plantas, nos muestra su fachada principal realizada totalmente en piedra caliza, con veinte grandes ventanales y una gran puerta que presenta jambas y dintel realizados mediante almohadillado en caliza. La puerta de madera es de gran grosor y por encima aparece un balcón de hierro forjado sobre el que se desarrolla un frontón triangular que cobija un gran  escudo real bajo el cual aparece una placa con la siguiente inscripción: “INOPIAE LEVANDAE TURPIQUE OTIO ELIMINANDO HANC REGIAM DOMUM CAROLUS III OPT. PRINCEPS ERIGI DECREVIT ANNO MDCCLXXXVI (Con el fin de desterrar y aliviar la vergonzosa pobreza y el ocio. Carlos III decretó que esta Real Casa fuera erigida en el año 1786). Presenta, por tanto, una simplicidad formal bastante acusada, pero que se puede vincular directamente con el neoclasicismo de marcado carácter funcional.

A su interior se accede por un zaguán que fue decorado 1942 por la fabrica talaverana de “Cerámicas Ruiz de Luna, S.L.” dirigida por Antonio, Juan, Rafael y Salvador Ruiz de Luna Arroyo, hijos del famoso ceramista  Juan Ruiz de Luna Rojas, que recibieron el encargo de decorar el zaguán de entrada del entonces Cuartel de Artillería de Ciudad Real. Para la decoración de este zaguán se utiliza un zócalo de azulejos cuya decoración son unas hojas de color azul, con mosaicos decorados con diferentes piezas de artillería como cañones y con antiguas maquinas utilizadas en la guerra como la catapulta y la balista.

El interior del edificio que tiene el doble de longitud que de anchura, se articula en torno a dos grandes patios cuadrados que están porticados y dispuestos axialmente y entre ambos se ubica la iglesia que establece un punto de unión visual con el vestíbulo de entrada y prolonga su eje hasta su acceso trasero. Alrededor de los patios se desarrollan las crujías con las dependencias y a través de los pórticos se establece la comunicación entre ambos patios.

Las galerías de circulación, tanto longitudinales (con unos 80 m. de longitud) como transversales (con unos 40 m.), recuperan el interés de su ritmo marcados por la luz de los huecos y el espesor de los muros. Los espacios interiores tienen grandes huecos en la planta baja con arcos semicirculares y ventanas de menores dimensiones en la planta superior. El edificio se asoma, en todas las galerías de circulación, a los dos patios interiores que organizan internamente la gran planta rectangular del conjunto.

Cuatro cajas de escalera emplazadas en los extremos del rectángulo de la construcción permiten el acceso a la planta alta, destacando por su magnificencia la ubicada en el lado norte, a modo de escalera imperial.

La posición de la iglesia en el centro del edificio divide el conjunto en dos y sobresale del mismo como pieza central simbólica. La estructura del interior de la nave de la iglesia es longitudinal y está dividida en tres tramos. El central cubierto por cúpula y los otros dos de la cabecera y los pies cubiertos con bóveda. De color ocre se encuentran pintadas las formas de la cúpula y bóvedas, resaltando así las molduras ornamentales del conjunto. El zócalo y las pilastras verticales de la única nave de la iglesia están en piedra, situándose a los pies de la iglesia un coro alto. Actualmente esta antigua iglesia es el paraninfo del rectorado de la universidad y en él se celebran multitud de actos a lo largo del año.

En las obras de restauración de  este edificio realizadas a lo largo de los años 1997 y 1998, de acuerdo con el proyecto redactado por el arquitecto Ricardo López Rejo, se descubrió en la fachada posterior en su punto central,  el recercado de piedra caliza de la puerta, sobre la cual se abre un balcón y un frontón triangular donde se ha ubicado un gran escudo del Cardenal Lorenzana, copia del existente en el edificio del Vicerrectorado del campus de Toledo. En esta parte posterior del edificio se construyó un paseo que comunica diferentes dependencias universitarias.

EL ARCO MUDÉJAR

Si visitamos el Rectorado de la Universidad de Castilla-La Mancha, nos encontramos en el segundo patio de este singular edificio, un arco mudéjar del siglo XV, que se encuentra como pieza independiente y con un carácter escultórico.

Este arco apareció en el año 1991 en las labores de demolición de una vieja vivienda situada en la confluencia de las calles Estrella y San Antonio, en el popular barrio de “El Perchel”, a escasos metros de la Parroquia de Santiago.  Una vez descubierto por la Constructora Leji, esta puso en conocimiento de la administración el hallazgo, acordando la Delegación de Cultura de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha que se tenía que salvar de la piqueta destructora, que tanto daño ha realizado en nuestra ciudad.

Una vez que el propietario del arco lo puso a disposición de la ciudad, la Universidad de Castilla-La Mancha fue quien se hizo cargo de recuperarlo, corriendo a su cargo los gastos de desmontarlo y traslado al edificio del Rectorado, donde se colocó en uno de sus patios.

La decisión de ubicar este arco en el edificio del Rectorado, se tomó porque se quería que este estuviera lo más cerca posible de su antiguo emplazamiento en el barrio de “El Perchel”. Una vez trasladado al rectorado, este se montó en uno de los laterales del segundo patio, siendo colocado de forma exenta con un muro de hormigón trasdosado y recuperándose así un testimonio de la historia de nuestra ciudad.

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